Pirineo Noir by María Pérez Heredia

Pirineo Noir by María Pérez Heredia

autor:María Pérez Heredia [Pérez Heredia, María]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-15T00:00:00+00:00


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A las dos en punto de la tarde entré en uno de los asadores del pueblo, con precios inflados y una decoración supuestamente montañera, para que los turistas que deseaban comerse un buen pedazo de carne pudiesen disfrutar del encanto local. Era el fin de semana en que empezaba la actividad turística fuerte, y era también el último mediodía que iban a tener libre en muchos meses mi madre y Lorién. Supongo que precisamente por eso a ella le pareció una buenísima idea invitarnos a Kevin y a mí a comer con ellos. No me costó demasiado excusar a mi marido, aludiendo a que estaba sepultado bajo una verdadera montaña de trabajo que, por tamaño y peligrosidad, no tenía nada que envidiar a los Pirineos. A mí no me iba a resultar tan fácil escaparme, pero pensé que quizá podía sacarle algo de provecho a este encuentro.

No le había devuelto a mi madre las llaves de su coche el día anterior, así que lo usé para llegar hasta el centro del pueblo. Cuando llegué al restaurante, ellos, mi madre y mi padrastro, ya estaban ahí; mi madre, con una enorme sonrisa en la cara, como si en As Boiras no sucediera nada malo y la mía fuese una visita familiar; Lorién, con cara de circunstancias, apenas disimulada por una sonrisa cordial. Comer con su hijastra era la cosa que menos le apetecía del mundo. No descarté que hubiera acudido engañado por mi madre.

Nada más verme llegar, mi madre ensanchó la sonrisa, y no tardó ni medio segundo en ponerse a hablar como una cotorra, antes incluso de que me diese tiempo a analizar la carta.

—He hablado esta mañana con esa amiga tuya, esa rubia tan guapa —me dijo, relatándolo como si fuese un acontecimiento muy emocionante—. No ha parado de hacerme preguntas, ha sido un poco maleducada. ¿No estuvo en tu boda? ¡Fue tan bonita…! Qué pena que fuera tan poca gente de tu parte, cariño. Me preocupa que no tengas amigos… Espero que tu amiga pueda escribir un artículo sobre el hotel en una revista de viajes con la que colabora. Ha entrevistado a Lorién, ¿a que sí?

—Sí, he hablado un par de veces con ella. Es encantadora, le interesa mucho todo lo que tiene que ver con este pueblo —dijo mi padrastro, con ese tono sobrio que tanto me sacaba de quicio.

Me pregunté qué esperaba sacar Camille de todo esto. Sí, trabajaba para diversos medios, pero en la vida se interesaría por un hotel como el de mi padrastro en medio de un caso como este. Estaba claro que ella buscaba era información, pero ¿cuál?

Cuando ya habíamos dejado atrás la fase de la conversación que se centra en trivialidades, en cómo va esto y aquello, y la mesa ya estaba llena de comida —ternasco asado, nunca ha sido mi favorito—, aproveché que Lorién ya se había bebido un par de copas de vino para llevar la conversación a mi terreno. Mi padrastro nunca ha sido especialmente bebedor, sino de esa clase de hombres que se controlan y lo miden todo al extremo.



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